
Pues, en el sentido estrictamente cristiano-religioso, el domingo de tentación refiere al sétimo día de la semana y a la instigación o estímulo que induce el deseo de algo. Es la persona, cosa o circunstancia que la provoca. Según los católicos fervientes, es la solicitación al pecado inducido por el demonio. Es la caída de alguien en la tentación con efectos buenos o funestos. Es dejarse vencer por ella, pecar…
Sin embargo, cuando religiosamente todo iba “bien”, de pronto los jóvenes tanto, varones y mujeres ya no respetaron el inicio de la cuaresma e invadieron progresivamente con la alegría el resto de los días de la semana: miércoles, jueves, viernes, sábado y el domingo de tentación. No obstante, que al principio los curas de Tinta tan fieles a su catolicismo en coordinación con sus sacristanes y otros servidores prohibían drásticamente la extensión de dicha festividad; capturando a los jóvenes infractores que embriagados ingresaban a la plaza de armas y cercanías de la casa cural y la iglesia, cantando y bailando al son de las quenas y bandurrias. Luego, a los jóvenes apresados les reprendían y les hacían rezar arrodillados el padre nuestro, el credo y otras oraciones las veces que indicaban, y, a la vez castigaban con sendos azotes, sugiriéndolos a no seguir pecando. Y por miedo a las sanciones impuestas bailaban alrededores del pueblo, en las zonas de Uchpa Muqu, Lluqlla Kalli, Mayupata y obviamente en las comunidades. Pero, con el correr del tiempo se hizo tradición. Pues, la fuerza de la alegría y la festividad carnavalesca habían hecho ceder a la fe y la práctica cristiana.
Por lo tanto, hoy, el hecho de bailar, cantar y embriagarse en el domingo de tentación y otros días consecutivos ya no constituye ningún pecado objeto de reprimenda ni castigo. E inclusive, en la actualidad, los días de carnaval se ampliaron en Tinta; hasta el día lunes en la comunidad de Machacmarca y martes en la comunidad de Queromarca.
Además, el domingo de tentación en Tinta era una festividad carnavalesca grande y bastante concurrida; venían espontáneamente grupos de jóvenes y adultos a regocijarse desde Maranganí, Sicuani, San Pablo, San Pedro, Combapata, Checacupe, Pitumarca, Cusipata y los residentes tinteños de otras ciudades (Lima, Arequipa, entre otras).
Finalmente, hoy, desde la perspectiva sociocultural y antropológica el domingo de tentación es la expresión de alegría del pueblo en correspondencia con sus tradiciones y su identidad con lo suyo. Es allí, donde la gente de toda edad usando su indumentaria típica y de multicolores, gustando chicha, vino y otras bebidas se regocija al máximo bailando y entonando canciones románticas y satíricas al compás de la música producida por las quenas y las bandurrias. Por tanto, no hay duda, que el domingo de tentación es tradición tinteña.
Tinta, Feb. del 2015
Prof. León Huancachoque Quispe